Yo como en cualquier lado. No me importa la dimensión del local, la decoración y mucho menos la fama. Soy defensor de la sazón venezolana, creo y predico que “en cualquier cocina venezolana se come bien”, cosa que no pasa en otros países. En los viajes que he hecho me he dado cuenta de que hay que investigar, preguntar y llevarte un par de coñazos para encontrar un lugar decente

Actualización: Este restaurante cerro en el estallido social. Su único medio de comunicación es por facebook

Para Chile me lleve una lista de recomendaciones, lugares, platos, bares… La expectativa más alta era una recomendación de @asegnini . Todo lo que me ha recomendado ha sido un éxito, esto no podía salir mal. El Sieng Sieng (Ccs), la cerveza Kross 5 (Chile) y ahora: el mejor pernil que me he comido, en el restaurante más bizarro que he ido.

Un mes antes del viaje Alfredo empezó con la ladilla: “Dame fecha para ir a cenar, hay que reservar y si faltamos nos jodimos”. Así tuvimos fecha para comer en el Nazi Alemán.

El día de la cena decidimos llegar 15 min antes y esperar en la barra, ya que son alemanes y la puntualidad es oro, sin embargo, llegar temprano es una forma de impuntualidad. Nos tocó tomarnos unas birras en un bar cercano. Cuando era la hora exacta nos paramos en la puerta y Alfredo me dice: “Vas a entrar a un restaurante muy raro, recuerda que te invite por la comida, lo demás es pura locura”. Dicho esto, entramos acompañados de una marcha militar y un cartel que nos detuvo: “Por la seguridad de nuestros comensales no se permite tomar fotografías”. Estábamos en el Hard Rock Café de la extrema derecha chilena.

Una maqueta del funeral de Pinochet, fotos de él y su junta, armas, accesorios militares, algunas cosas nazis, retratos de los comensales famosos y frecuentes. Canciones militares fueron el soundtrack que nos acompañó toda la noche. El restaurante se llama Lili Marleen, nombre de una canción alemana sobre un soldado en la 1era guerra mundial. Al sentarnos, Alfredo entiende mi cara y me echa el cuento: “Un pana recién llegado cuadró unos trabajos con ellos y me los recomendó. La comida es demasiado buena, pero bueno”. Me sentía en un capítulo de Seinfeld.

Tartar vacuno y un paté de cordero.

El restaurante es atendido por sus propios dueños: un señor y su hija. Ella era la camarera, la típica institutriz alemana de las películas, un poco cariñosa y seductora. Mientras halagaba tu elección, te acariciaba el hombro. El dueño, un señor serio como cualquier alemán. “¿Son venezolanos? qué desgracia lo que están viviendo, aquí hemos contratado a varios compatriotas y los ayudamos a buscar trabajo en su área”.

¿Los comensales? una mezcla rara: una familia que se emperifolló para ir a cenar, un grupo de treintañeros mal bañados que decían ciertas palabras en alemán, muchas mesas de 2 o 3 hombre. Comentan que al local van muchos políticos, abogados y altos funcionarios. Incluso, una vez se armó un escándalo porque un diputado de izquierda fue a comer. La comida amerita tanta locura.

La elección de los platos se la dejé a Alfredo. De entrada pidió media ración de crudo alemán en pan, tartar vacuno y un paté de cordero; la textura y el sabor eran una locura, súper buenos. La mostaza casera estaba divina, me la quería robar. De principal pedimos pernil ahumado al horno o Geräuchertes Eisbein im Ofen: un pernil con hueso que pasó más de 8 horas al horno, no tienen ni idea de lo suave que estaba la carne y el sabor que tenía, entra en el top 3 de cochinos inolvidables… Todo acompañado de cervezas alemanas que no puedo ni nombrar, el nombre del cerdo lo saqué del FB del restaurante.

Geräuchertes Eisbein im Ofen.

En verdad la comida estaba excelente, pero el ambiente hizo que la comida fuese un poco pesada. Incluso las fotos salieron horrible, tenía miedo de que me regañaran. Me costó digerir la cena, la atmósfera no estaba fácil. Además, te haces la pregunta de rigor: “¿Comería en un restaurante inspirado en Chávez?”. Pienso en el pernil y en la franela de los ojos y me da dolor de cabeza. Es una decisión difícil, técnicamente no lo estás apoyando: “solo vine por el marrano”. No eres parte del club, tu foto no está en la pared, pero bueno.

Texto corregido por keilyn

Comentarios

  • Andrea

    Me creaste la duda de si me atrevería o no a ir a comer a un restaurante inspirado en Chávez y creo que definitivamente no sería mi primera opción

    • Eltarta

      es super complicado! :s

  • Franklin Arellano

    Coño comer en un restaurant inspirado en Chávez, si ls comida es buena sin pensarlo mucho.