Hace 4 meses estaba llegando de la primera salida de Rodar para Comer. Hace 4 meses estaba haciendo lo mismo. Un trago y un documento en blanco. Porqué como cantaba Pastor Lopez “Sólo un cigarro me acompaña, porque me enseña a esperar”. En este caso un destilado y un desahogo en el teclado. 

Hace 4 meses me echaba flores, alardeaba que yo era bueno creando eventos. Hace 4 meses decía que no consumía lo que vendía. Que por más que el evento fuese bello no me gusta disfrutarlo. Rodar para comer hace que me contradiga. 

Rodar para comer me estresa. Monto la página y redacto los correos. Negocio con los restaurantes. Muchos creen que es una paseo donde yo  como gratis, no es así. Cuando se da la primera aproximación los restaurantes en agradecimiento, por meter a 30 personas en su local, me invitan a comer. Pero siempre he cambiado ese plato por un descuento para todos los asistentes.  Una vez un restaurante no me dejó pagar. Al día siguiente use esa plata para invitar a comer a una de las personas que siempre nos apoya. No me sobra la plata pero Rodar para comer tiene otra onda. 

El párrafo anterior no es una queja, ni quiero dar lastima. Es una realidad. Pero como todo, siempre hay dos caras. Aunque me causa estrés también me da mucha felicidad. Mi blog, Rodar para comer y mi podcast son proyectos personales que hago para divertirme. En mis planes está vivir de ellos, en algún momento pasará. Ahora le pongo mucho cariño, tiempo y mucho profesionalismo. Llegará el momento en que den plata. Ahora simplemente lo disfruto.

Disfruto la gente con la que he compartido.

Disfruto la gente que repite.

Disfruto la actitud con que la gente sale a rodar

Disfruto que la gente recarga energía en la actividad. 

Disfruto como hay gente que tiene años sin hacer ejercicio y se anima a salir.

Disfruto como en una misma mesa se sientan varios extraños y hablan como si se conocieran desde hace años.

Disfruto como los dueños de los locales abren sus puertas para recibirnos. (para los que no han trabajado en gastronomía: recibir una mesa de más de 15 personas es un peo. No importa el tamaño del restaurante ni  la experiencia. Una mesa de más de 15 complica todos los procesos. Las salidas de Rodar para comer están entre 20 y 40 personas)

Disfruto los vínculos que se dan entre los asistentes. Desde amistades, trabajo, negocios,… hasta hay una periodista que ha invitado a dos emprendedores que nos acompañan a salir en su programa de tv.

Disfruto saber que hay personas que están en un hueco y que esas 3 horas le dan ánimo para seguir. 

Disfruto ver como los que repiten guían e interactúan con los primerizos 

Disfruto saber que a través de la gastronomía se rompen paradigmas. En el grupo hay chilenos, portuguesas y colombianos, pero sobre todo hay venezolanos. Por cosas obvias somos mayoría. No hay nada que nos llene más de orgullo que nuestra gastronomía, somos  bien intensos. Para la cuarta salida decidí llevarlos a comer empanadas chilenas fritas. Cuando avise todos hicieron un comentario “¿son como las nuestras?” “¿hay de cazón?” “¿como las de nuestras playas?“ Hoy todos disfrutaron, hoy todos probamos algo nuevo. Hoy todos aprendimos un poco más. La única queja que hubo. y que si comparto. es que faltó una salsa, un picante o una salsa de ajo. 

Si. Rodar para comer es un proyecto que me causa estrés, pero es un proyecto que disfruto mucho y que cada día me da más alegría. Me serviré un trago para que me acompañe a esperar durante estos próximos 4 meses. 

Gracias a todos los que nos han acompañado y los locales que se han sumado a la actividad. Kukin, Tuesta, CasaCien, Caffeina, La Metropolitana y Taller Bike & Ride