Hay dos lugares donde uno se resigna y acepta la fototrampa: en los establecimientos de comida rápida y en las aplicaciones de cita. Uno ve una cosa pero se come otra. Y está bien, porque sí, muy lindo que uno cree en los sentimientos, en los clicks, en la química,… pero lo que atrapa primero es la apariencia y está bien. Por eso el pavo real saca sus plumas y los feos aprendimos a cocinar, somos chistosos y subimos historias limpiando. Gordo que limpie y cocine mata galan. 

Todo es marketing. Uno se tiene que vender, pero ¿qué pasa cuando cuando la fototrampa cae en estafa? En los locales de comida rápida vemos unas hamburguesas bien ensamblada, donde el queso derrite a los lados y las salsas no chorrean. ¿lo qué recibimos es lo mismo? sí, solo que se hizo a los coñazos, está aplastada y quizás un poco golpeada. Pero tenemos lo que hay en las fotos.

Las fotos dicen más de lo que la gente cree. Cuando uno desarrolla una marca le crea una personalidad, la cual está directamente vinculada al cliente ideal. Eso se tiene que transmitir en las fotos, en los diseños, en los textos, en todo. Por ejemplo, imaginemos una mesa donde hay un plato y una bebida. Esa es la foto, pero tenemos 3 versiones. Todo se mantiene igual solo cambiamos la bebida. En la primera tenemos un refresco, en la segunda una cerveza y en la 3ra una copa de vino. La misma foto, el mismo plato de pasta, pero le hablamos a tres públicos distintos. Solo cambiamos un elemento. ¿Qué pasa si cambiamos la vajilla? ¿la iluminación? ¿qué pasa si la copa está acompañada de una botella? etc. Cada elemento de la foto dice algo.

Hoy en día hay muchos fotógrafos y estilistas que hacen unas fotos espectaculares pero no investigan sobre el cliente ideal del establecimiento. Terminando con una galería llena de fototrampa. Como resultado tenemos un cliente que se siente estafado porque no recibió lo que vio en la foto, o lo que es peor un posible consumidor que no se acerca al local porque la foto no le generó empatía. Es muy común que una persona vea una foto y piense “ese restaurante es muy caro, no me alcanza el presupuesto” y la realidad es otra. Por eso hay que estar consciente de a quién le hablamos cuando desarrollamos material publicitario. 

Es muy fácil tener contenido para redes sociales muy lindo, pero sin efectividad. La preproducción no solo es buscar platos, manteles e ingredientes bonitos, también es pensar en los clientes y su reacción ante las fotos. 

Texto corregido por keilyn