Cuando uno crea un negocio lo que quiere es ganar plata y para hacer esto hay dos caminos: buscar nuevos clientes o mejorar el ticket promedio de consumo. Captar clientes nuevos es un poco más complicado. Tienes que luchar contra la competencia y ganarte la confianza de un desconocido. Mientras que si el cliente ya te conoce y regularmente hay transacción, es más fácil lograr que gaste un poco más en tu negocio. Lamentablemente hoy en día es común ver cómo muchos negocios abusan de la confianza de sus consumidores, sin que ellos se den cuenta, solo para que compren más.
En algunos casos se genera un incentivo de libre elección para que el consumidor compre más. Por ejemplo, si el consumo medio del local es 20$, puedes ofrecer envío gratis u otro servicio a cualquier compra sobre los 25$. El cliente decide si desea aprovechar el envío gratis y que producto agregar a su compra. Pero en muchos casos la industria, sobre todo la gastronómica, hace algunas estrategias para educar al cliente y que éste gaste más, y sin darse cuenta consuma mucho más, perjudicando su salud y bolsillo.
En la industria alimenticia es común escuchar la frase “es que yo vendo plástico” y es porque, en la mayoría de los casos el empaque es mucho más costoso que el producto. Pero a su vez, la diferencia entre producir un empaque pequeño y uno grande es insignificante. Por ende, a las compañías les conviene vender los empaques más grandes, ya que la ganancia en los productos pequeños es más baja. Supongamos que quieres tomarte un refresco, vas al mercado y la lata de 250ml cuesta 1$ y el botellón de 2 litros 2$. ¡Ofertazo! te llevas la botella y ahorras dinero. ¿pero en verdad necesitabas 2 litros de refresco? ¿te vas a tomar solo un vaso y guardar el resto hasta el próximo antojo? Gastaste más en algo que seguro no necesitas y la compañía mejoro su ticket promedio. Por eso es que cada año el consumo de X productos aumenta exponencialmente. Lo más seguro es que no fue una decisión propia del consumidor, fue impulsada por una estrategia de marketing. Esto no solo pasa con las bebidas, pasa con la mayoría de los productos.
Hay una herramienta de marketing que es realmente efectiva para mejorar el ticket promedio y son los productos instagramiables. Productos vacíos, desechables y en el caso de gastronomía llenos de calorías; innecesarias pero hermosos, listos para compartir en todas las redes sociales. Quieres una merengada de oreo, sabes que un vaso es una bomba calórica, es un postre que se debería compartir. Pero viste en Instagram que se pusieron de moda unas merengadas con topping de cream chantilly, nutella, brownie y M&Ms, es un postre para 4, pero no importa, lo quieres porque hay que estar en tendencia. En vez de pagar la merengada de 1$ pagaste la de 4$. Llenaste tu cuenta de likes pero, ¿Para cuántas personas es este plato? ¿vale la pena comer todo eso juntos? Abusar del azúcar es realmente peligroso. Poco se controla y vende mucho. Cada año el consumo de azúcar crece exponencialmente y cada día salen postres más grandes sin ningún tipo de control.
Yo no tengo nada en contra del refresco, la azúcar, gordear y los excesos. Pero sí creo que las compañías tienen que tener ética. Hay que hacer plata, yo me baño no soy hippie, pero no se puede jugar con la salud de las personas. Las empresas dicen que es libre albedrío, pero en muchos casos el marketing lleva a la gente a tomar malas decisiones. Cada día se cocina menos en casa, los padres no saben o ni les interesa leer las etiquetas de los productos que compran para casa y hay un monstruo que nos vende mierda sin importar nada. Pensemos un poco lo que queremos y lo que necesitamos.
Editado por Keilyn
Comentarios
👏👏 concuerdo con todo lo que dices.
[…] Mejorar el ticket promedio, para vender productos de mierda. […]